Empezar la escuela en P-3 es todo un reto tanto para los niños como para sus padres. Algunos alumnos han ido a la guardería, otros no, pero para todos es un impacto grande: maestros nuevos, espacios nuevos, compañeros nuevos… y todo ello necesita un tiempo de adaptación para asimilarlo.
Cuando hablamos de periodo de adaptación no hablamos de un tiempo concreto sino que hablamos de un proceso que será más largo o más corto en función del carácter de cada alumno; habrá quien desde el primer momento de entrar a la nueva aula estará tranquilo y contento, habrá quien el primer día entrará sin llorar porque no sabe dónde va, pero llorará el segundo y el tercer día, y también habrá el alumno que llorará desde el primer minuto y continuará llorando toda una semana o quizás más. Todo esto es muy normal y sobre todo hay que respetar los diferentes ritmos de adaptación y ayudar siempre aquellos a quienes les cuesta más. Hay que normalizar la situación y no hacerles sentir que lo que les pasa y aquellos sentimientos que tienen son algo extraño.
Desde la escuela se intenta crear un clima tranquilo en el que puedan sentirse cómodos, y aún más importante un clima en el que puedan sentirse atendidos y queridos. Nos ayudamos de cuentos o incluso a veces de experiencias personales en las que los protagonistas son niños y niñas de edades similares y que experimentan los mismos sentimientos, para que se den cuenta de que no es tan raro lo que les pasa, para que vean que otros compañeros también se encuentran en la misma situación. Cuando se dan cuenta, poco a poco se tranquilizan, y aquellos ojitos tristes que hacían algunos van abriéndose lentamente para acabar siendo una mirada más relajada y de admiración.
Desde casa también se puede colaborar. Nos ayuda mucho que los padres vivan este momento tan importante con serenidad, y que cuando dejen a sus hijos en la escuela lo hagan con mucha seguridad y confianza para que así los niños y niñas vean que en ese espacio nuevo estarán bien, ya que sus padres se han ido tranquilos.
Sin embargo, el periodo de adaptación se vive de manera diferente de una familia a otra y de un alumno a otro, y todos son respetados. Al cabo de un tiempo, todos se sienten como en casa, cómodos y tranquilos, e incluso contentos. Y para nosotros, los maestros, no hay nada más bonito que ver cómo con el tiempo aquellas caritas van cambiando y acaban entrando por la mañana con una sonrisa, te dan los buenos días, e incluso alguien te regala un abrazo.
Marta Planes – Jefe de Estudios de Infantil y Primaria de la Escuela Sant Nicolau